Con este titulo Fabian de la mano del periodista José Antonio de Pablo, nos cuenta sus vivencias y experiencias desde atleta popular a atleta recordman europeo de media maraton, por debajo de los 60 minutos. Va a ser mi proxima lectura.
Recojo un texto del blog de Martin Fiz donde cuenta mas sobre el mismo:
Si aprecian que repito en demasía el nombre de Fabián Roncero, es porque para mi Fabián es Fabián Roncero ¡Vaya! Empiezo con juego de palabras.Se dice que Fabián Roncero proviene de las carreras populares. Eso no quiere decir nada, también se forjaron en las calles Joaquín Sabina con su guitarra y Diego Armando Maradona en La Bombonera bonaerense. Algún don especial tendrán estos tres personajes para haber desempeñado su profesión con tanto talento. Fabián pateó el barrio de Canillejas como el mejor pura sangre.El anecdotario sobre Fabián puede ser interminable. Recuerdo un 19 de Abril de 1998. Una vez terminado el entreno dominical, trote borriquero, me dirigía en coche a la casa del pueblo. Puse la radio y escuché: “Fabián, a falta de dos kilómetros y medio está a punto de establecer un nuevo récord” ¡Joder con el Fabi va directo a por el récord del Mundo! Frené el coche, paré el motor y, en ese instante (no más de tres segundos) que la emisora se deja de oír, se habían producido unos cambios decisivos. Al retomar la escucha, continua el locutor con tono épico: “Fabián está acalambrado, tiene problemas, estira y… retoma la marcha ¡Increíble! El madrileño gana el Maratón de Rotterdam, se queda sin récord del Mundo pero deja la nueva plusmarca nacional en 2:07:26. Alucinante. Sí, sí lo que leen, en el kilómetro cuarenta iba a récord del Mundo. La imagen mítica de impotencia de Fabián Roncero haciendo ejercicios de estiramientos a falta de dos kilómetros refleja a la perfección el significado y la grandeza de un maratón.Más adelante, empecé a conocer al verdadero Fabi. Es único, capaz de pararse, estirar y continuar, algo sólo al alcance de un genio. Demostró que ante las adversidades era capaz de correr más rápido y fluído. Pierde una zapatilla y logra el bronce en el campeonato de Europa de campo a través. En el mundial de cross de Marrakech 1998 desmantela todas tácticas Made in África. Se interpuso entre ellos, les miró de manera desafíante e hizo añicos la estrategia del mismísimo Gebrselassie en Edmonton 2001. ¡Vaya rebote se cogió el etiope! Estos son sólo algunos ejemplos de su casta.Es una persona que se deja llevar por sus emociones y pasiones y todo lo hace por instinto. Me parece que la maldad y los malos pensamientos no los heredó de nadie, simplemente no los tiene.Hubo un día que nos tuvo contra las cuerdas a Abel Antón y al que escribe. Recuerden el Campeonato del Mundo de Atenas 1997, Antón primero y yo segundo. Nos tenía acojonados. El día anterior al campeonato fuimos a inspeccionar el recorrido del maratón, transcurría desde la ciudad de Marathon hasta Atenas. Hacía un día asquerosamente caluroso y húmedo. El trazado era sinuoso, con toboganes en subidas y bajadas. El pavimento se encontraba en muy malas condiciones y esto no nos satisfacía a nadie excepto a él. El tío estaba tan motivado que las condiciones adversas que nos estábamos encontrando le daban igual. Tuvimos suerte (Antón y yo) que Fabián corrió a lo Fabián, es decir: salió como un kamikaze a la caza de dos africanos que anteriormente habían emprendido la escapada. Antes me dijo: “Martintxo, vamos a por ellos”, y yo: “ve tú si quieres”. Cambió de velocidad y salió tras ellos. Más adelante le dimos alcance, iba medio muerto y aún así entró sexto. ¡Qué tío más duro!Para terminar quiero resaltar que, sí como atleta ha sido y será una eminencia como persona es un tío cojonudo, un SEÑOR que no te la juega. Siempre sabes por dónde viene porque sólo sabe ir de cara. Por su manera de ser: dicharachero, bravo y un tío, perdonen la expresión, con dos cojones, se ha ganado, el respeto y el cariño de todos los corredores aficionados.Todo lo dicho, no está escrito y pensado en términos aduladores ni porque aparezca en éste su libro, Fabián es como es, o lo tomas o lo dejas, y yo con “el Fabi” a muerte.